Killing the Euro: Paul Krugman

Paul Krugman es premio Nobel de Economía 2008 y profesor de la Universidad de Princeton

¿Se puede salvar al euro? No hace mucho, nos decían que el peor desenlace posible era una suspensión de pagos de Grecia. Ahora parece muy probable un desastre mucho más extendido. Es cierto que la presión en los mercados se relajó un poco el miércoles después de que los bancos centrales hicieran el sensacional anuncio de una ampliación de las líneas de crédito (lo cual, a efectos prácticos, apenas supondrá una diferencia). Pero hasta los optimistas ven ahora que Europa se encamina hacia la recesión, mientras que los pesimistas advierten de que el euro podría convertirse en el epicentro de otra crisis financiera mundial.

    ¿Cómo se han torcido tanto las cosas? La respuesta que oímos todo el tiempo es que la crisis del euro fue provocada por la irresponsabilidad fiscal. Enciendan el televisor y muy probablemente encontrarán a algún lumbreras declarando que si Estados Unidos no recorta el gasto terminará como Grecia. ¡Greeeeeecia!. Pero lo cierto es casi lo opuesto. Aunque los líderes europeos siguen insistiendo en que el problema es un gasto demasiado elevado en las naciones deudoras, el auténtico problema es un gasto demasiado reducido en Europa en su conjunto. Y sus intentos de arreglar las cosas exigiendo una austeridad cada vez más severa han desempeñado un papel decisivo para empeorar la situación.

    La historia hasta el momento: en los años que precedieron a la crisis de 2008, Europa, al igual que Estados Unidos, tenía un sistema bancario fuera de control y una deuda que aumentaba a toda velocidad. Sin embargo, en el caso de Europa, gran parte de los préstamos eran transfronterizos, ya que los fondos de Alemania fluían hacia el sur de Europa. Estos préstamos se consideraban de bajo riesgo. Todos los receptores estaban en el euro, así que, ¿qué podía ir mal? La mayoría de estos préstamos, por cierto, fueron a parar al sector privado, no a los Gobiernos. Solo Grecia registraba grandes déficits presupuestarios durante los años de vacas gordas; España tenía de hecho un superávit justo antes de la crisis.

    Entonces la burbuja estalló. El gasto privado en las naciones deudoras cayó drásticamente. Y la pregunta que los líderes europeos deberían haber estado haciendo era cómo mantener esos recortes del gasto sin causar una recesión en toda Europa. En lugar de ello, sin embargo, respondieron al inevitable aumento del déficit, impulsado por la recesión, exigiendo que todos los Gobiernos -no solo los de las naciones deudoras- recortaran el gasto y aumentaran los impuestos. Desestimaban las advertencias de que esto profundizaría la recesión. «La idea de que las medidas de austeridad pueden provocar un estancamiento es errónea», declaraba Jean-Claude Trichet, en aquel entonces presidente del Banco Central Europeo. ¿Por qué? Porque «las políticas que inspiran confianza impulsarán la recuperación económica, no la obstaculizarán».

    Pero el hada de la confianza no se presentó. Y esperen, hay más. Durante los años del dinero fácil, los salarios y los precios en el sur de Europa aumentaron mucho más deprisa que en el norte de Europa. Esta divergencia debe corregirse ahora, bien mediante una bajada de los precios en el sur o mediante una subida de los precios en el norte. Y no da igual cuál de las dos: si el sur de Europa se ve obligado a recuperar la competitividad a través de la deflación, pagará un alto precio con el empleo y empeorará su problema de deuda. Las posibilidades de éxito serían mucho mayores si el desfase se corrigiera mediante un aumento de los precios en el norte.

    Pero para corregir el desfase mediante un aumento de los precios en el norte, los responsables políticos tendrían que aceptar temporalmente una inflación más alta para la eurozona en su conjunto. Y ya han dejado claro que no piensan hacerlo. De hecho, el pasado abril, el Banco Central Europeo empezó a aumentar los tipos de interés, a pesar de que para la mayoría de los observadores era evidente que la inflación subyacente era, en todo caso, demasiado baja.

    Y probablemente no sea una coincidencia que abril fuera también el mes en que la crisis del euro entró en una nueva fase, más grave. Olvídense de Grecia, cuya economía tiene para Europa aproximadamente la misma importancia que la de Miami para Estados Unidos. A estas alturas, los mercados han perdido fe en el euro en su conjunto, lo cual ha hecho que los tipos de interés suban todavía más para países como Austria y Finlandia, que no se distinguen precisamente por ser derrochadores. Y no es difícil ver por qué. La combinación de austeridad para todos y un banco central enfermizamente obsesionado con la inflación hace que sea básicamente imposible para los países endeudados escapar de la trampa de la deuda y, por consiguiente, es la fórmula para multiplicar las suspensiones de pagos, los pánicos bancarios y el desplome financiero.

    Espero, por nuestro bien y por el de los europeos, que estos cambien de rumbo antes de que sea demasiado tarde. Pero, para ser sincero, no creo que vayan a hacerlo. De hecho, es mucho más probable que Estados Unidos les siga por el camino hacia la ruina. Y es que en Estados Unidos, al igual que en Europa, la economía se ve debilitada por deudores en apuros (en nuestro caso, los propietarios de viviendas fundamentalmente). Y en Estados Unidos también necesitamos desesperadamente políticas fiscales y monetarias expansionistas para sostener la economía mientras estos deudores tratan de recuperar la salud financiera. Así y todo, al igual que en Europa, la retórica pública está dominada por los cascarrabias del déficit y los obsesos de la inflación.

    De modo que la próxima vez que oigan a alguien afirmar que si no recortamos el gasto nos convertiremos en Grecia, su respuesta debería ser que si en efecto recortamos el gasto mientras la economía sigue deprimida, nos convertiremos en Europa. De hecho, ya llevamos hecha gran parte del camino.

 

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5 responses to “Killing the Euro: Paul Krugman

  1. No me gusta admitirlo ya que me considero liberal, pero Krugman tiene razón. Las medidas de austeridad nos llevan al desastre. Las pruebas están ahí.

  2. CITA:
    Pero para corregir el desfase mediante un aumento de los precios en el norte, los responsables políticos tendrían que aceptar temporalmente una inflación más alta para la eurozona en su conjunto. Y ya han dejado claro que no piensan hacerlo. De hecho,el pasado abril, el Banco Central Europeo empezó a aumentar los tipos de interés, a pesar de que para la mayoría de los observadores era evidente que la inflación subyacente era, en todo caso, demasiado baja.

    Y yo me pregunto:
    ¿El Sr: Krugman se ha enterado que el BCE bajó los tipos el día 3 de noviembre del 1,50% al 1,25%?
    ¿Sabe el Sr:Krugman que el mismísimo Sr:Draghi (Presidente del BCE) ha declarado que el 1% no va ser el suelo de los tipos?
    ¿El Sr:Krugman Considera una inversión pública productiva el que en España tengamos casi 50 aeropuertos (la mitad de ellos sin vuelos) mientras Alemania con el doble de población tenga solo 19?
    Lo mismo podría decir de los AVE con paraditas en en todos los pueblos por donde pasa?
    ¿Y lo de los polideportivos cubiertos con piscinas climatizadas en pueblos de 400 Habitantes?
    Ya no digo nada del famoso plan «E»
    Etc…etc…etc…
    ¿A eso el Sr:krugman lo llama inversión pública?
    Yo lo llamo derroche y despilfarro,y para colmo cuesta otra pasta gansa en mantenimiento. ¿No sería mejor emplear ese gasto en verdaderas inversiones productivas, por ejemplo en I+D+I a través del otro sin fin de Uninversidades que tenemos aquí y potenciar la creación de empresas con esos descubrimientos?, me consta que hay grandes estudios y proyectos en nuestras universidades que están a la espera de financiación pública
    pero obviamente yo no soy premio nobel.

    CITA:
    En USA al igual que en Europa, la retórica pública está dominada por los cascarrabias del déficit y los obsesos de la inflación.

    De modo que la próxima vez que oigan a alguien afirmar que si no recortamos el gasto nos convertiremos en Grecia, su respuesta debería ser que si en efecto recortamos el gasto mientras la economía sigue deprimida, nos convertiremos en Europa.
    Y digo yo:
    ¿Que tiene que ver la inversión pública con público derroche?
    ¿Que tiene que ver el déficit,(producto del derroche y de la mala gestión), con no gastar más de lo que tenemos?
    ¿Que tiene que ver el deficit anual con financiar la inversión productiva con deuda pública?

    Menudo lío se mete el sr:Krugman….Total para decir que hay que tener inversión pública productiva con control exaustivo del gasto público.

    ¡¡Pardiéz!!….eso es lo que se le ha exigido siempre a una empresa privada. Pero claro, cuando una empresa privada no lo hace bien se cierra, los trabajadores van al paro y sus responsables pueden ir a la cárcel, en cambio a nuestros pésimos políticos les premiamos con sueldos vitalicios y hasta los volvemos a recolocar en empresas públicas o privadas con otro sueldo extra para que no pasen penurias los pobrecitos.

    ¿Algien me puede decir un país para emigrar?

  3. Fabuloso analisis, añadiria los 1,6 billones que se le han dado a la banca para seguir con sus negocios.
    Un saludo

  4. Con especial dedicación al Sr: Krugman

    El BCE ayudará el jueves bajando tipos (se dan por seguros -25pb, hasta 1,00%, pero no descartamos -50pb) y ampliando las subastas de financiación a bancos hasta 2/3 años.

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